PLC vs LowCost

En los últimos años hemos vivido una auténtica explosión de soluciones tecnológicas para la automatización industrial. Desde grandes plataformas de integración hasta pequeños dispositivos de bajo coste, las opciones disponibles se han multiplicado. Esto ha generado un ecosistema rico en posibilidades, pero también en confusión.

Cada vez es más habitual encontrar proyectos industriales —algunos incluso críticos— donde se apuesta por controladores como Arduino, ESP32 o Raspberry Pi como alternativa a los tradicionales PLCs (Controladores Lógicos Programables). ¿El motivo? Su precio reducido, su aparente versatilidad y la rapidez con la que pueden ponerse en marcha… al menos, en apariencia.

Pero automatizar un proceso industrial no es lo mismo que encender una bombilla desde el móvil. No hablamos de “juguetes tecnológicos” ni de soluciones caseras. Estamos hablando de procesos productivos reales, con implicaciones económicas, de seguridad, de trazabilidad, de mantenimiento y de continuidad operativa.

Y ahí es donde el PLC sigue marcando la diferencia.

En este artículo te comparto, desde la experiencia de campo, por qué apostar por un PLC de calidad no es una cuestión de nostalgia ni conservadurismo, sino una decisión estratégica basada en robustez, fiabilidad, ciberseguridad y mantenimiento sostenible en el tiempo.

Porque cuando automatizas un proceso que no puede fallar, la elección del sistema de control no puede ser la pieza más débil de la cadena.

1. **Robustez industrial probada**

Uno de los valores fundamentales que distingue a un PLC industrial de cualquier otro tipo de controlador es su robustez frente a condiciones extremas de operación.

A diferencia de placas como Arduino, ESP32 o Raspberry Pi —diseñadas para entornos de laboratorio, prototipado o electrónica de consumo— los PLCs han sido concebidos específicamente para soportar condiciones industriales exigentes: polvo, vibraciones, humedad, temperaturas extremas, ruido eléctrico, cortes de alimentación, etc.

Estamos hablando de dispositivos que se instalan en fábricas, naves logísticas o plantas energéticas, donde el entorno no perdona. No se trata de si funcionarán bien una hora o un día, sino de si pueden mantenerse operativos 24/7 durante años, sin fallos, sin bloqueos, y sin necesidad de reinicios constantes.

Los fabricantes líderes en automatización industrial —como Siemens, Rockwell Automation, Schneider Electric, Omron o Mitsubishi— invierten millones en I+D para garantizar que sus PLCs pasen ensayos de estrés físico, electromagnético y térmico que simplemente no forman parte del desarrollo de una placa de bajo coste.

**Algunos ejemplos prácticos:**

– Un PLC puede operar de forma estable a temperaturas de -20 °C a +60 °C o más, sin ventilación forzada.
– Tolera vibraciones constantes en maquinaria de packaging, robótica o líneas de montaje.
– Puede funcionar con fuentes de alimentación industriales estables y tolerar microcortes sin perder el programa ni corromper datos.
– Y sobre todo: está diseñado para funcionar sin supervisión humana constante.

Por el contrario, dispositivos como Raspberry Pi o Arduino suelen tener componentes más frágiles, no están pensados para trabajo continuo sin errores, y su fiabilidad depende muchas veces de componentes externos no industriales (fuentes de alimentación domésticas, memorias SD sensibles, carcasas sin protección, etc.).

**En un entorno donde parar una máquina cuesta miles de euros por hora, confiar el control a una placa no industrial es un riesgo difícil de justificar.**

Un PLC no solo controla: resiste, mantiene y garantiza estabilidad a largo plazo. Esa es su verdadera ventaja frente a soluciones improvisadas. Y cuando hablamos de industria, la continuidad operativa es más valiosa que cualquier ahorro puntual.

2. **Fiabilidad 24/7: la industria no puede permitirse fallos**

En un entorno industrial, la fiabilidad no es un lujo. Es una exigencia básica. Un fallo en el sistema de control puede detener una línea de producción, interrumpir un proceso logístico o generar pérdidas inmediatas. Por eso, cuando hablamos de controladores, no basta con que funcionen: deben funcionar siempre.

Los PLCs están diseñados precisamente para eso: trabajar de forma continua, estable y segura durante años, sin reinicios inesperados, sin congelarse, sin cuelgues por exceso de procesos, y sin degradarse por uso prolongado.

Esta fiabilidad se debe a varios factores estructurales:

– **Arquitectura cerrada y optimizada**: los PLCs no dependen de sistemas operativos complejos, como Linux o Windows, que pueden colapsar ante errores de software o carga excesiva. Usan sistemas dedicados, optimizados para tareas de control en tiempo real.
– **Memoria no volátil y resistente**: a diferencia de una tarjeta SD (como las usadas en Raspberry Pi), la memoria del PLC está pensada para almacenar el programa de control de forma permanente, incluso ante microcortes o reinicios inesperados.
– **Ciclo de escaneo estable**: los PLCs ejecutan sus programas cíclicamente con tiempos muy controlados (a veces del orden de milisegundos), lo que permite garantizar respuestas en tiempo real, algo que microcontroladores generalistas no pueden asegurar cuando se complica el flujo de trabajo.

**El otro lado: ¿qué pasa con Arduino, ESP32 o Raspberry?**

Este tipo de controladores son excelentes para prototipos, pruebas de concepto, educación o incluso automatizaciones domésticas. Pero:

– No están diseñados para trabajo ininterrumpido en entornos productivos.
– Son vulnerables a cuelgues por errores de programación, bloqueos por exceso de procesos o saturación de recursos.
– No suelen tener mecanismos integrados de diagnóstico, watchdogs avanzados ni autocomprobación del sistema.
– Y si se bloquean… simplemente dejan de funcionar, y en el mejor de los casos, alguien tiene que reiniciarlos.

En cambio, un PLC incorpora mecanismos internos de vigilancia (watchdogs) que detectan si algo va mal y permiten reinicios controlados o estados seguros, protegiendo la instalación.

**Un proceso industrial no puede depender de si un dispositivo se ha colgado, se ha calentado o ha perdido la conexión. La fiabilidad 24/7 de un PLC no es solo un dato técnico. Es la garantía de que la operación seguirá funcionando sin sorpresas.**

Por eso, aunque existan alternativas más baratas, muy pocas pueden igualar la estabilidad y el rendimiento continuo de un PLC en condiciones reales de trabajo.

3. **Ciberseguridad: el blindaje invisible que no puedes ignorar**

La industria 4.0 no solo ha traído conectividad, datos en tiempo real y control remoto. También ha abierto las puertas a nuevos riesgos: los ciberataques industriales. Y aunque suene exagerado, ya no es un problema solo de las grandes compañías: cualquier sistema expuesto y mal protegido es una puerta abierta a la interrupción, el sabotaje o el robo de información sensible.

En este contexto, el PLC se convierte no solo en el cerebro del sistema de control, sino también en su primer muro de defensa.

**¿Qué ofrecen los PLC industriales en ciberseguridad?**

– **Protocolos de comunicación seguros**: los PLC modernos integran versiones protegidas de protocolos industriales como S7Comm Plus, Profinet, Modbus TCP con TLS, OPC UA con cifrado, etc., diseñados para asegurar el tráfico de datos dentro de la red OT (tecnología operacional).
– **Control de acceso por usuarios y perfiles**: no cualquiera puede entrar a “tocar el programa”. Hay gestión de usuarios, contraseñas, privilegios, autenticación por hardware y trazabilidad de acciones.
– **Firmware verificado y validado por el fabricante**: actualizaciones controladas, firmadas digitalmente y con soporte oficial. Esto reduce enormemente el riesgo de insertar código malicioso o errores que puedan comprometer el sistema.
– **Detección y gestión de intrusiones**: algunos PLC incluso integran firewalls industriales, control de tráfico sospechoso y alertas ante accesos no autorizados.

**¿Y qué pasa con las alternativas low-cost?**

Placas como Arduino, ESP32 o Raspberry Pi fueron pensadas para aprender, experimentar y crear proyectos DIY. Pero no para conectarse de forma segura a una red industrial crítica.

– No tienen protocolos de comunicación cifrados ni autenticación avanzada por defecto.
– Suelen depender de software abierto, fácilmente modificable, sin trazabilidad.
– Cualquier script externo puede modificar su comportamiento si no se aísla correctamente.
– No existe un estándar de ciberseguridad industrial aplicado a estos entornos.

Conectar una Raspberry Pi directamente a la red de tu fábrica es como poner un PC doméstico sin antivirus ni cortafuegos en el centro de tu empresa. Tal vez funcione al principio… hasta que deja de hacerlo. Y entonces, puede ser demasiado tarde.

**En un mundo hiperconectado, la seguridad ya no es opcional. Automatizar con tecnología no industrial es como construir una casa con cerraduras de juguete: puede parecer funcional, pero está expuesta.**

Los PLC de fabricantes líderes no solo controlan procesos. También protegen tu infraestructura, tus datos y la continuidad de tu negocio.

Y eso, en la industria, vale mucho más que un ahorro inicial en hardware.

4. **Integración real en entornos industriales**

Uno de los grandes retos en cualquier proyecto de automatización no es solo que el sistema funcione de forma aislada, sino que se integre perfectamente en el ecosistema completo de la planta: desde los sensores más simples hasta el ERP que planifica la producción.

Y es aquí donde los PLCs sacan una ventaja aplastante: están diseñados desde el inicio para hablar el idioma de la industria.

**Los PLCs están hechos para encajar**

Los PLCs industriales de fabricantes como Siemens, Schneider, Rockwell, Omron, Beckhoff, entre otros, vienen preparados de fábrica para integrarse en arquitecturas complejas, con soporte completo para:

– **Buses de campo y protocolos industriales estándar**: Profinet, Modbus, EtherCAT, Profibus, CANopen, DeviceNet, OPC UA, entre otros.
– **Comunicaciones verticales y horizontales**: pueden comunicarse tanto con dispositivos de planta (variadores, HMI, sensores, etc.) como con sistemas superiores como SCADA, MES o ERP.
– **Compatibilidad con sistemas de visión, trazabilidad y pesaje**, sin necesidad de adaptar hardware ni crear soluciones “a medida”.

Además, todo esto se hace con herramientas de configuración y diagnóstico diseñadas para entornos profesionales, lo que reduce enormemente los tiempos de puesta en marcha y mantenimiento.

**¿Y qué ocurre con Arduino, ESP32 o Raspberry?**

En teoría, muchas de estas placas pueden comunicarse con dispositivos industriales. Pero en la práctica:

– Requieren desarrollos personalizados, librerías externas, configuraciones no estándar y pruebas interminables para hacer lo que un PLC hace de forma nativa.
– No tienen herramientas de diagnóstico industrial que permitan detectar fallos, simular señales, monitorizar buses o actualizar firmware de forma controlada.
– La integración con protocolos industriales suele ser limitada, inestable o no certificada, lo que compromete la fiabilidad y el soporte técnico a futuro.

**En resumen: puedes hacer que un Arduino se comunique con un sensor Modbus… pero cuando quieras que todo el sistema funcione con tu SCADA, tus variadores, tu HMI y tu sistema de alarmas, empiezan los parches, las dependencias externas y los problemas.**

La automatización moderna no es una colección de gadgets conectados. Es un sistema coherente y bien integrado.

Y en ese sistema, el PLC actúa como pieza central, estandarizada y escalable, que se comunica con todos los niveles de la arquitectura industrial sin necesidad de inventar soluciones improvisadas.

Si tu instalación crece, si quieres migrar de sistema, o si un cliente exige trazabilidad o certificaciones… el PLC está preparado. Las alternativas, no.

Cuando lo crítico no puede fallar

En la industria, cada decisión tecnológica tiene un impacto real. Y cuando se trata de controlar procesos, la fiabilidad no se negocia.

Los PLCs no son simplemente más caros. Son más robustos, más seguros, más integrables y, sobre todo, más fiables.

Intentar sustituirlos con soluciones low-cost puede parecer una buena idea… hasta que deja de funcionar.

En Gesproa Proyectos, impulsamos la innovación en la automatización logística para que tu empresa aumente en eficiencia, control y competitividad.

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